Per Jordi Gramatge
Como hemos visto estos últimos
años (y seguiremos viendo), ante una situación económico-social difícil donde
se involucre la política, las personas tienden a alejarse de esta, apartándose
de las soluciones complejas y buscando las fáciles, caldo de cultivo para el
populismo.
El populismo se evidencia cuando
el espíritu crítico y rebelde desaparecen; cuando, perdidos y faltos de
recursos y criterio propio, decidimos seguir al rebaño. Y con frecuencia, la
llegada de pastores con habilidades dignas de una sofista propicia aún más su
aparición. Con un discurso populista, Hitler, en una época de crisis, ganó las
elecciones alemanas a base de sentencias claras y fáciles, atractivas: aquello
que el pueblo quería oír.
No es diferente a lo que pasa hoy
en día: el discurso culpabilizador va ganando popularidad, pues es una solución
sencilla, una manera de desentenderse del problema y de descargar todo el odio.
Ni tampoco es distinto de lo que pasará: desesperados, sin criterio propio, los
discursos fáciles irán ganando más y más fuerza. ¿Quién sabe cómo acabará?
La diferencia entre el ahora y
otras épocas pasadas es que existe una alfabetización casi completa de la
población. ¿Y qué cambia esto? Que el hecho de haber recibido escolarización
nos permite a gran parte de nosotros, las nuevas generaciones, desarrollar un
—como hemos mencionado anteriormente— espíritu crítico, y por tanto seremos
menos propensos a caer en la acción desesperada de refugiarnos en el populismo.
Aun así, la globalización de la
que gozamos también permite que estos movimientos se expandan
rápidamente y ejerzan cierto control. Es un futuro incierto, aunque se puede
advertir la naturaleza que tendrá.
Per Rafa Ribera
Actualmente, vivimos en una sociedad inmersa en las nuevas tecnologías buscando el aislamiento del mundo que nos rodea. Estamos perdiendo la capacidad crítica, la habilidad primordial de distinguir lo verdadero de lo falso, lo correcto de lo incorrecto, y eso nos puede traer consecuencias inmensamente trágicas, porque recordemos: la historia se repite.
Es muy sencillo entrar a Twitter
y en menos de cinco minutos malnutrirse de información de todo tipo.
Todo el mundo debería conocer hoy en día el término de las Fake News,
pues vivimos rodeados de ellas. Estas noticias falsas y manipuladas tienen un
único objetivo: influir en el pensamiento y las actitudes de sus receptores.
Los bulos que circulan por las redes son infinitos y altamente atractivos para
todos los públicos.
De criminalizar a los refugiados
por llegar a España con el virus a crear conductas xenofóbicas entre el pueblo
solo hay un paso, y cada vez es más sencillo de realizar. ¿No nos recuerda esto
a algo? Efectivamente, “Alemania para los alemanes” o “América para los
americanos”. Citas textuales de Hitler y Trump, respectivamente, pero con
ochenta años de diferencia. Uno utilizando la comida y el otro, las redes
sociales y la desinformación, populismos en toda regla.
Contrastemos, leamos, tengamos
opiniones personales. Debemos evitar que el populismo crezca y nos lleve a la
ruina. Vivimos en una decadencia que nos está acercando a este trágico final,
pero todo tiene solución.
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