A menudo nos
dicen lo importante que es la lectura, que si mejora nuestro vocabulario, que
si elimina las faltas de ortografía… Pero la lectura es más que eso, la lectura
puede ser una forma de huir de la realidad, o irónicamente conectarnos a esta.
A pesar de
todo, a día de hoy no podemos decir que España es un país de grandes lectores; de
hecho, la lectura está bastante desprestigiada. Si nos fijamos en las grandes
dictaduras, todas censuran lo mismo: libros, periódicos, obras de arte
plástico, canciones… Es decir, todo aquello que haga reflexionar al receptor.
La lectura
(entre muchas otras cosas) nos hace reflexionar, pensar por nosotros mismos y, lo más importante…, cuestionar todo aquello que se nos ha dicho. Con esto no
quiero decir que aquellos que no leen no se cuestionen el mundo que nos rodea,
sino que la lectura nos incita a ello y nos da las herramientas necesarias para
hacerlo.
Pero, claro,
si la lectura es algo tan impresionante…, ¿por qué la gente no lee?, ¿por qué
dicen que odian leer?, ¿qué estamos haciendo mal?
Desde
pequeños se nos obliga a leer toda clase de libros en clase, y nunca se nos
pregunta qué nos gusta leer, o qué es lo que buscamos en un libro, por lo que
los niños acaban leyendo libros que no les gustan y viéndolos como una
obligación más que como un placer. De esta manera, es imposible inculcar algo
tan bueno y necesario como la lectura.
Preguntemos a
los niños qué les gusta leer, qué les gusta escuchar, observemos qué es lo que
necesitan para desarrollarse de manera individual y démosles la llave de su
mente para que sean dueños de esta.
La lectura,
como cualquier arte, es un arma de guerra contra la ignorancia, contra la
incultura y contra las ideologías de rebaño. La lectura nos permite no formar
parte del rebaño y seguir nuestro propio camino.
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