«El hombre moderno vive ajeno a esas sensaciones inscritas en lo profundo de nuestra biología y que sustentan el placer de salir al campo». Esta fue la conclusión obtenida por el novelista vallisoletano Miguel Delibes tras reflexionar sobre la cuestión que hoy se nos plantea. El campo es la patria natural del hombre y, por ello, no existe mejor lugar donde vivir para él que este.
La ciudad no os hará libres, que no os engañen. La libertad no se consigue con estreses y agobios, sino con tranquilidad y calma. La ciudad es caos y el campo, cosmos, orden y vida. No existe mayor libertad que la que emana de la tierra.
Hay quien dice, y es cierto, no pretendemos negarlo, que la ciudad es más cómoda, en ella todo está más cerca, no hace falta hacer grandes compras ni coger el coche para ir a cualquier sitio.
Pero… ¿Qué me dicen de la calidad de vida? La contaminación, el ruido, el estrés, las prisas, los nervios, los atascos… Dejen atrás todos esos inconvenientes que acusan vilmente la vida diaria del hombre moderno, del hombre del falso progreso de la dorada apariencia.
¿Tienen hijos? Si es así, procúrenles una vida más digna, más natural, más saludable. Si no es así, háganlo por ustedes mismos.
La ciudad es probablemente más práctica, pero el alma rural permanece a pesar de esto. En nuestra opinión, la calma del campo y la calidad de vida que este proporciona compensan con creces sus molestias.
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