dimarts, 11 de març del 2014

Opinió - Ana Soler - Leopoldo María Panero



Peter Pan convertido en sombra

Ana Soler Doria

A los sesenta y cinco años, Leopoldo María Panero se marcha de entre nosotros junto con sus francas palabras.
En la poesía actual debemos destacar el nombre de Leopoldo María Panero, considerado uno de los más originales y contundentes poetas. Incluido en el grupo de “Los Novísimos”, los nueve novísimos poetas españoles de José María Castellet.
En sus poemas, el radical y heterodoxo autor trata temas basados en vivencias propias - obra autobiográfica con voz autorreferencial-. Por este motivo cada una de sus composiciones se puede considerar un pequeño fragmento de su vida, una vía de escape, una forma de expresión, de desfogue, puro sentimiento y sinceridad que consigue únicamente tomando papel y tinta. La autenticidad reflejada en cada escrito ha llevado a muchos lectores a un punto de admiración extrema hacia él por tanta claridad transmitida.
En su creación se detectan dos épocas muy marcadas: una primera en la cual despliega un amplio culturalismo y, una segunda posiblemente un poco menos interesante a causa de la avanzada enfermedad psiquiátrica sufrida.
Con una mentalidad adolescente, deshaciéndose así de la conciencia adulta, crea una mitología propia lo que acaba por proporcionarle el sobrenombre de Peter Pan, nuestro Peter Pan de la literatura.
Al igual que el resto de sus hermanos, Panero se marcha sin superar los setenta años de vida cumpliendo así con la conocida y popularizada maldición de los Panero.

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