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Irene Cambra Picado (1r BAT-E)
Fotografia, Bambalina
El pasado 25 de marzo tuvo lugar en la Sala
Gomis la representación de la obra maestra de la compañía Bambalina Teatre,
“Quijote”. Una obra dirigida por Carles Alfaro que ha recorrido, durante más de
treinta años, más de medio mundo mostrando la historia de este caballero
andante.
Esta función destacó por su simpleza en el
montaje y por la falta de lenguaje durante toda la hora que abarcó la obra. Lo
que me sorprendió fue que con simples gestos, onomatopeyas y movimientos los
actores supieron trasmitir a la perfección la historia y las emociones por las
que Don Quijote y Sancho Panza atravesaban en cada instante.
Además, el decorado era muy simple, compuesto
por una mesa rectangular negra y un fondo de color oscuro iluminado únicamente
con nueve velas a cada lado de la mesa, creando así un ambiente más íntimo que
te hacía conectar de una forma especial con los personajes y vivir sus aventuras
de forma más cercana. La puesta en escena me pareció magnífica; con unos
cuantos libros, humo y algún que otro objeto sabías a ciencia cierta en qué paisaje
o lugar se encontraban los personajes, y eso fue algo que me fascinó.
Aunque el hecho de que las marionetas
interactuaran con los propios actores y que estos hicieran de personajes
secundarios me pareció muy original, sí que es verdad que en el transcurso de
la obra a veces estas pequeñas interacciones me hacían dudar si el actor estaba
solamente dando vida a la marioneta y esta interactuaba con él, o
verdaderamente el actor hacía de otro personaje que aparecía en la historia.
Principalmente, la obra cuenta las aventuras
de estos dos amigos, pero los actores consiguieron mediante gestos faciales no
muy comunes, expresiones indescifrables y tonos de voz cómicos, sacarme en más
de una ocasión una sonrisa en la cara, y es que esta obra te hace sentir muchas
emociones en los sesenta minutos que dura.
Para finalizar me gustaría destacar que, a
pesar de saber que esta representación había tenido mucho éxito, no iba con
grandes expectativas, pero al acabar y oír todos los aplausos del público, tuve
la sensación de que estos eran bien merecidos, ya que me había adentrado tanto
en la historia que no me había dado cuenta de que esta se había terminado.
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