Homenatge al professor Rafael López

Rafa López ens ha deixat. Recuperem un antic article de l'ANDANA en el seu homenatge  

Text de Rafa López

Rafael López Álvarez era professor de llengües clàssiques a l'IES l'Estació des de fa ja un bon grapat d'anys. Potser pel seu caràcter discret, preferia la tranquil·litat del batxillerat nocturn al tràfec intens del dia. No obstant això, era un home compromès de veritat amb el seu alumnat i amb el centre.

   Fa uns anys li demanàrem una col·laboració per a L'ANDANA i ens va enviar un relat curt, un microrelat perfecte, Cosa de dos, finalista en el Primer certamen de Villa de Baños, que us convidem a llegir amb deteniment, assaborint cada pensament, cada paraula. Però també ens va fer cinc cèntims de la seua vida, de la seua experiència docent, de la seua obra, que us adjuntem també. 
    Gràcies, Rafa.

Vicent E. Belda

 Cosa de dos

Rafael López Álvarez

Un hombre y una mujer se disponen a realizar un largo viaje. Ella prometió acompañarle, él prometió. Hasta su última consecuencia, al lado, delante o detrás, un viaje es siempre sueño de dos. Revisan el equipaje, el hombre coge las maletas grandes y sin girarse salen con tiempo de subir al transbordador de la primera mañana de aquel nuevo mundo.

En el portal el hombre se detuvo. Deja los bultos en el suelo.

Tenía la sensación de que había olvidado o perdido algo, y no era capaz de precisar qué. Buscó en sus bolsillos, registró el portal y escrutó en los últimos peldaños de la escalera. Luego remonta escalones uno a uno. Sólo sabía que era algo sin importancia, pero también que no pueden irse sin él. La mujer le esperaba en la calle con un portafolios de colores de atlas abrazado por delante, como un escudo o una sábana recién puesta al sol. Ahora no puede ayudarle ni ayudarse.

Vuelven entonces a la casa y deshacen el equipaje prenda por prenda.

Las guardan de nuevo con cuidado en los armarios.

Pasan los días.

Ella está hoy junto a la ventana y mira con ternura al hombre que todavía sigue buscando la pequeña cosa que no consigue traer a la memoria. La mujer dibuja, inventa colores de mapa dentro de los sueños del hombre. Si él puede recordarlo y recordarse será a partir y a través de ella. Comparten.

Ella no olvida ni precisa que le ama. No precisa amarle.

Pasan los transbordadores, los años.

 - - - - - - - -- - - Obra finalista I Certamen Villa de Baños- - -- - -- - - - - - - - - - - 

PRAESENTATIO

Rafa López Álvarez

 “Me engendraron el siglo pasado, hijo de la madrileña más hermosa de la Corte y de un honesto y enamorado conquense, pero llegué a ser tan amante de Salinger y de los budistas advaita que aspiro por principio a anular las simplezas del ego y sus inútiles datos biográficos. En el fondo somos hijos de las ideas, no de los úteros.

Estuve dando vueltas por muchos institutos tras fijar mi residencia en una preciosa miniatura de mi Cuenca natal que es el Barri Medieval de Bocairent, el“panal”. En todos ellos intenté hacer de los chavales un puñado de librepensadores armados de cultura humanística. En Ibi monté un grupo de rock con varios alumnos y exalumnos, actuábamos en bares y salas de aquella comarca y de paso sacábamos pasta para su viaje fin de curso, hasta que me vi mezclado con los miembros del grupo Kartutx en Bocairent y alguna vez con algunos de los Maniática, en Villena. Ya en Muro, organicé y dirigí la compañía de teatro Jalepatakalá, (era un espléndido elenco lleno de talento, compuesto por aprendices del IES Serra Mariola, de Muro, algunos del IES L’estació –preguntad a Joan por su hijo Galad, o a Ignasi Gironés, antiguo director de este Centro, por Iván, su sobrino -, y otros de Planes y del IES de Cocentaina) con los que obtuvimos el 1º premio a nivel de todo el País Valencià en el Certamen Prósopon, siendo contratados durante varios años para actuar en los recintos greco-romanos de Mérida,  Itálica, Sagunt, Clunia, Zaragoza etc. Por qué este instituto es el único en el que desistí de actividades como estas es posiblemente culpa mía y el viento (llegado a los patios de arena rodeados de árboles tras dar la vuelta al planeta, limpio y apátrida) lo esparce en días desapacibles. De todas formas da igual, hace tiempo que pertenezco a la Orden de los Peregrinos Solitarios a Tierras Santas (cualquier bosque lo es), “una especie de cuarto estado, además del clero, el Estado y el pueblo”.

He coincidido en L’Estació en tres etapas diferentes. Soy nulo en eso de las fechas. Las dos primeras fue en diurno (creo que tres o cuatro años en total) y la última, ahora, en el nocturno, donde sigo impartiendo latín y griego a futuros librepensadores. De este lugar sé que es hermoso escuchar desde las aulas el ir y venir de trenes invisibles, y que en sus antiguos y entrañables pasillos pueden distinguirse todavía, si cierras los ojos, los pasos de honrados sabios, más sabios cuanto más humildes.

Preguntáis por qué escribo. Porque leo, sobre todo porque a través de ese puente mágico viví “Rayuela”, “Franny & Zooey”, “Los vagabundos del Dharma”, haikus de Basho y “Walden”, páginas todas que te cambian la vida. Son numerosos los libros geniales, los imprescindibles, los que te enriquecen, como queráis llamarlos, pero sólo unos pocos te cambian la vida de verdad. Cada lector tiene el suyo, con suerte más.

Y ya está bien de parlotear sobre mí.

Si alguien quiere conocer a algún otro ser humano haría bien en fijarse detenidamente en las nubes, en la corriente de un riachuelo o en el vaho del café al amanecer. Me niego además a la repetida mentira de las fotos y los espejos. Por no aparecer no aparezco ni en las orlas de cada fin de curso. En el remoto caso de que quisierais contemplar mi nariz respingona y este tipazo juvenil y locuaz, daos un paseíto por los corredores del instituto cualquier tarde.

En relación al currículum literario, se compone de varios premios y menciones desde hace tres años que vengo presentándome a certámenes de toda la península, sumida aún en eternas batallas tribales. Pero esta clase de vanidades es algo que otro día, si hay ganas y razones de peso para afrontarlo, contarán los enumeradores de premios y castigos entre latigazos de penitencia. Es curioso que la presentación sea más larga que el microrrelato expuesto en tu pantalla como una lagartija en un laboratorio privado. Privado del olor casi humano del papel.”

Actuació de Jalepatakalá al Teatre Romà de Sagunt (2005). Acarnienses, d'Aristòfanes