¿Qué hago aquí? Esto fue lo primero
que pensé aquel sábado por la mañana cuando me desperté y estaba en la que ha
sido mi casa en Irlanda durante casi tres meses. Hay que ser sinceros, y la verdad es
que yo no tenía muy claro si venir a Dublín o no. Dar el paso me resultaba
complicado pero, poco a poco y con el paso de las horas, me di cuenta de que no
estaba tan mal, que podría “aguantar” tres meses aquí e incluso llegué a pensar
: “esto me gusta”. Había llegado la hora de afrontar lo que venía por delante,
una casa nueva, una ciudad nueva, el nuevo trabajo, en fin, una nueva vida que
iba a durar tres meses.
Hablando del
trabajo, ¡menudo trabajo! Si os digo que hablo español a todas horas, ¿me
creéis? Pues sí, así es. Mi empresa es una escuela de idiomas, y los alumnos
con los que tengo que tratar son de habla hispana, el
departamento de marketing donde trabajo está formado por gente de habla
hispana, pero eso, al fin y al cabo, es lo de menos.
Hablemos de Dublín.
Vas a pasar frío, llueve todos los días, abrígate, decían. Fue llegar a Dublín
y aparecer el sol, vuelvo a haceros una pregunta: si os digo que solo ha
llovido 4 días literalmente hablando, ¿os
lo creéis? Pues sí, la verdad es que he tenido suerte de venir en esta época
del año.
Sol, viento ligero, temperatura agradable, como yo digo: se está “olé”. Temple Bar, Phoenix Park, O'Connell Street, Ha'penny bridge, Trinity
College. Le
coges cariño a estos sitios y sé que siempre van a formar parte de mí, que
tendrán un lugar en mi corazón. Al igual que la Guinness. Las cosas cotidianas
del día a día, mi casa, mi compañero de habitación, mi barrio, mi camino al
tren, mi música durante el trayecto, mi llegada a la estación y el camino al
trabajo. Estoy seguro de que lo voy a echar de menos.
See you Dublín.
Jorge Pastor Francés
Ciclo Formativo
Grado Superior de Comercio Internacional
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