Marta Esparza guanya el concurs de cartes d'amor
Com cada any, per Sant Valentí, el Departament de
Castellà ha realitzat el seu particular homenatge a l'amor, un dels tòpics més
presents en la literatura de tots els temps. Enguany, el concurs de cartes
d'amor entre personatges literaris universals s'ha realitzat a través del
dinàmic bloc "El blog que no cesa", que manté el professor Fernando
Moreno. El mateix professor, ens
presenta la guanyadora, Marta Esparza, i el seu treball: una carta a l'alçada
del mateix Gustave Flaubert. Enhorabona a tots dos, alumna i professor.
Madame Bovary a l'IES l'Estació
per Fernando Moreno
Emma, personatge fictici d'una de les obres clau de la
literatura universal, Madame Bovary (1857),
acaba de rebre una carta del seu amant Rodolphe Boulanger, un dom Joan de
províncies de Yonville, anunciant-li que marxa sense ella, deixant-la tota
sola. Aquest és el punt de partida escollit per Marta Esparza, alumna de primer
de Batxillerat Científic del nostre centre, per tal de posar-se a la pell de la
protagonista de Flaubert. Marta, qui ha participat en una activitat de la classe
de llengua, demostra amb esta sentida i dolguda missiva les seues
extraordinàries dots com a narradora. Des de l'Andana felicitem aquesta jove,
l'expedient de la qual figura entre els quinze més alts d'Ontinyent.
Estimado Rodolfo:
Me
toma, me escribe, me deja y desaparece. Se va.
De
usted restan aquí estos albaricoques junto a la carta escrita. Húmeda quedó la
suya y húmeda quedará la mía.
¿Qué
importancia tendría mi persona ante las habladurías y las calumnias si
estuviese con usted? Atrás quedan nuestros momentos de insensatez cuando
reclamaba mi amor en aquellos comicios, ante el ayuntamiento, cuando,
posteriormente, nos entregamos con fragor y dulzor a él.
¿Hastiado
dice? Hastiados en mí quedan el corazón y las entrañas que no intentarán
olvidarle como confío en que no lo haga el suyo. Hastiados perpetuos serán los
caballos en los que montamos y en los que pasábamos largas vísperas.
Tal
vez, no se lo niego. Tal vez fuese la efervescencia de los momentos juntos la
culpable de nuestra ceguera ante el implacable destino que no aseguraba
guardarnos cercanos. Bendita fue aquella felicidad que ahora idealizo y maldito
es y será el distanciamiento que me impidió estar más horas con usted.
Lejos
me dice que estará, quizás montado en un coche de caballos camino a París,
quizás asomado por la popa de un barco en dirección desconocida, o tal vez ya
se haya asentado en una nueva casa con hermosas flores en el jardín.
Debilidad
no muestra usted, afirma que volverá. Mis piernas sí la sienten, flaquean en
estos momentos. Mis ojos lloran su ausencia, mi mente se tortura con su
recuerdo, mis oídos parecen escuchar su voz. Son todo ilusiones como las que
usted me crea con una única palabra: volveré.
Acuérdese
de mí allá adonde vaya aunque nunca, jamás, lea estas líneas que yo le escribo.
Aunque la nieve se haga río y la noche caiga (y yo con ella), acuérdese de mí,
Rodolfo, acuérdese de mi ser.
No
sabe cuánto vacío deja en mí su marcha. Siento que voy desfalleciendo poco a
poco, y usted no se encuentra aquí para sostenerme. Tan solo me quedan de usted
unos albaricoques y una indeseada carta. Tan solo me queda despedirlo, del
mismo modo que usted lo hizo conmigo. Cuídese y que le cuiden,
Su amiga, Emma Bovary
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