dijous, 19 de desembre del 2019

Un microrelat fantàstic (en tots els sentits), escrit per Rafael Ribera Borrell, alumne de 1r de Batxillerat B

El último hombre sobre la Tierra está sentado a solas en una habitación. De repente, llaman a la puerta.
Enfrascado como está en la tarea de preparar su dogal de verdugo, no repara en los tres golpes rítmicos, hasta que se repiten con mayor insistencia.
—¡Va! ¡Ya va! —grita—. No eres nadie, pues nadie queda vivo salvo yo, postulante a ahorcado… Si es que consigo acabar este maldito nudo corredizo...
Suda copiosamente a pesar del frío. Su aliento forma una densa nube de vapor alrededor de su cara. Fuera, la ventisca y la nieve pugnan por entrar en la habitación, a través de las ventanas desvencijadas.
—Ya casi está —murmura para sí. Sus manos, dos garras ensangrentadas sin uñas, se afanan en acabar el lazo.
Con una sonrisa de satisfacción, lo alza frente a sus ojos y, tras darle un sonoro beso, se lo coloca alrededor del cuello.
En el suelo, a sus pies, cientos y cientos de nudos de ahorcado, todos ellos ennegrecidos por la sangre que emana de sus muñones.
Había pasado los últimos tiempos (¿días, semanas, meses...?) confeccionando nudos, con la intención de dar con el nudo digno de ser su verdugo.
—¡Al fin! —empieza a dar saltitos de alegría con la soga al cuello y al palmear con sus manos se salpica la cara de sangre.
Tres golpes más en la puerta.
Con un suspiro infantil de fastidio, se saca la soga del cuello y la arroja al suelo y, arrastrando los pies, se dirige hasta la puerta.
—Si eres tú, mamá, no pienso cenar brócoli, ya te lo digo, lo que sea menos brócoli... ¡Lo odio taaaanto! —dice mientras pone los ojos en blanco.
Apoya la mano en el picaporte. Está tan caliente que se le queda pegada en él. Abre y le envuelven las llamas.
Un último pensamiento, una sonrisa… Se parece mucho al cálido abrazo de mamá.

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