Paula Torró, de 4t ESOB, amb un article d'opinió molt actual, es posa en la pell de Mariano José de Larra, en un exercici d'estil pròxim al del famós escriptor i periodista romàntic
Quejas…
No
existen vagos, solo botes a la deriva de un mar que ya no goza ni de oleaje…
Cuando,
hace más de siglo y medio, el Maestro bautizó la capital como cementerio, se
quedó corto. Esta afirmación se antojaba desmedida incluso para él, pero dados
los recientes acontecimientos que han azotado nuestro país, es obvio que no lo
era.
Madrid
es el panteón principal del cementerio en el que se ha convertido España.
Enterramos nuestros proyectos e ilusiones bajo un manto de pesimismo, en el que
el inmovilismo vertical de una sociedad que cada vez parece estar más varada en
el puerto de las protestas inútiles y las soluciones fantasma, nos arrebata
toda esperanza de mejora.
Cuán
estúpido e ingenuo es el que hoy en día se atreve a presentar un proyecto sobre
renovables, pues lo único que le van a renovar será el subsidio por desempleo
cuando ya no pueda “disfrutar” ni siquiera del paro. Si bien sería un ignorante
en toda regla, este hombre o mujer, allá donde esté, que tenga claro que es la
esperanza de esta comunidad de conformistas. En vista de que nadie lucha por
cambiar la situación y así poder medrar en la sociedad, esta personita ha
decidido romper una lanza por el cambio y la mejora. A largo plazo, será él o
ella el que acabe ornamentando con flores las tumbas de los que se quedaron
esperando que les lloviera del cielo algo más que no fuera agua.
Parece
que acabamos de tropezar con el problema de la sociedad nacional: el tedio por
la búsqueda del beneficio del que solo se libra una ínfima parte de la
población. Si me dieran una moneda por cada vez que he escuchado decir que
España es un país de pandereta, tendría tanto dinero como para no preocuparme
nunca más de estas cuestiones.
Quiérete a ti mismo y los demás te querrán.
Esta afirmación es totalmente aplicable a la población española. ¿Cómo puede
crecer un país lleno de moradores que lo desprecian? Si no empezamos a querer a
nuestro país, nadie lo querrá, lo que lo conducirá a un colapso total por falta
de inversores.
Los
ciudadanos se equivocan al achacar el problema a “España” ya que no se dan
cuenta de que, paradójicamente, ellos son “España”. Porque un país no se
compone de casas, rotondas, ríos o carreteras. Un país son las personas que lo
habitan y su idiosincrasia. Ellas y solo ellas son
capaces de darle la vuelta al refrán y convertir España en un país de
oportunidades y no de panderetas.
Así que,
por favor, dejen sus discursos derrotistas y salgan a la calle en busca de un
futuro mejor, no se queden anclados en un presente que puede que les entierre
en su pasado, no caven su propia tumba en el cementerio en el que se está
convirtiendo España, elijan el camino del que deja las flores en la tumba y no
del que tiene su nombre escrito en el epitafio de la lápida, escojan vivir en
vez de sobrevivir.
Esto
son palabras, y ya sabemos lo que pasa con las palabras…se las lleva el viento.
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