L'alumna Carla Soriano Soler guanya un joc literari promogut pel Departament de Castellà i el seu professor Fernando Moreno
Augusto
Monterroso, escriptor guatemalenc, és universalment conegut per haver escrit El dinosaurio, considerat un dels contes
més breus en llengua castellana.
EL DINOSAURIO
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
L'autor, suposem que deliberadament, no va voler aclarir les incògnites que
ara Carla Soriano, alumna de 4t, ens ha desvetlat. Qui va
despertar? Què feia el dinosaure en aquell lloc? Quin tipus de rèptil era? A
quin espai concret es refereix el narrador quan empra el díctic allí?
De
vegades, només cal un vers o frase suggerent perquè s'òbriguen les portes de la
imaginació.
EL ÁNGEL CAÍDO DEL CIELO
por Carla Soriano
Cuando Jack abrió los ojos, reparó en que se encontraba en un hospital, en
el Hospital Presbiteriano de NY, concretamente. -¿Cómo habré llegado aquí?- se
preguntó el arquitecto. De pronto, apareció una dama con una vestimenta un
tanto extraña que interrumpió sus pensamientos. Pero no cualquier señorita,
sino una hermosísima, con cabellera rubia y ojos como diamantes, la cual llamó
mucho la atención del joven arquitecto. -Es un ángel caído del cielo, debe de
serlo- pensó. Ella era Rose, una
paleontóloga que se había encontrado al muchacho sin consciencia delante de la
panadería.
Esa tarde, Jack tuvo la cortesía de invitar a Rose a tomar un té, ya que le
había salvado la vida. Cada palabra que intercambiaban equivalía a una
historia, como si hubieran sido destinados a conocerse. Jack miró su reloj de
mano. Ya era hora de irse a la cena de Nochebuena.
Desde esa tarde de navidad, Jack no dejó de pensar en Rose, en cada risa
que había surgido de su boca, en sus ojos cristalinos. Todo había sido
absolutamente perfecto, excepto el pequeño detalle de que Rose era una mujer
casada, pero esto no importaba, ya que Jack pensaba que todo había sido un
bonito sueño. Cuando una mañana de febrero del treinta y uno sus miradas se
volvieron a encontrar en la panadería, Jack sonrió. No había sido un sueño.
Tuvo la idea de ir a dar una vuelta con ella por los helados parques de Central
Park. Andando y andando, entraron en el Museo de Historia Natural. De cada
dinosaurio que veían, Rose compartía con Jack todos los datos que sabía sobre
él. A Jack le brillaban los ojos cuando observaba hablar con tal pasión a la
chica que tenía al lado. Decidió preguntarle por qué había escogido esa
profesión tan desconocida para él hasta el momento. Rose cambió sus facciones
por completo, fingiendo una breve sonrisa. Seguidamente le respondió que su
padre había sido paleontólogo, y que murió en una explosión en las Honduras,
provocada intencionadamente para encontrar el protoceratops, una especie muy
rara de dinosaurio. Jack se vio afectado con la respuesta de Rose, ya que no
entendía cómo tras una chica tan alegre y entusiasta se podía esconder un
pasado tan triste.
Cuando regresaron a sus casas, Jack comprendió que debía hacer algo para
demostrar su amor por Rose, así que escribió una carta a un primo suyo que
trabajaba en Guatemala para que encontrara el dinosaurio del que había hablado
Rose y se lo trajese lo antes posible al Museo de Historia Natural para
entregárselo a Rose como regalo de compromiso.
El dinosaurio tardó dos meses en llegar, pero finalmente estaba allí. Ese
mismo día, Jack envió una carta a Rose en la que le confesaba su amor. Si este
era correspondido, ella debía ir al Museo de Historia Natural para recoger
el regalo que le tenía preparado Jack. Si Rose acudía y lo aceptaba, se
casarían. Por lo contrario, si ella no aparecía y no aceptaba el dinosaurio, la
olvidaría para siempre.
Jack estuvo toda la tarde esperando al lado del gran dinosaurio protoceratops,
pero estaba tan cansado que se durmió. Cuando despertó, el dinosaurio todavía
estaba allí.
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